Los mal llamados «perros peligrosos»

Los mal llamados «perros peligrosos»

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Cuando hablamos de perros catalogados como «potencialmente peligrosos» (PPP), es inevitable imaginar imágenes de perros musculosos, con miradas intimidantes y una fuerza impresionante. Sin embargo, esta concepción no es más que el resultado de mitos, prejuicios y desinformación. En este artículo exploraremos datos reales, estadísticas y casos inspiradores que nos ayudarán a entender por qué el verdadero peligro no está en la raza, sino en el ambiente y el manejo responsable de los dueños.

Las razas PPP y los mitos que las rodean

En países como España y muchas partes del mundo, las leyes clasifican ciertas razas como potencialmente peligrosas, como el Pitbull Terrier, el Rottweiler, y el Dogo Argentino, entre otras. Esto se debe principalmente a su tamaño, fuerza y capacidad de causar daño en caso de un ataque. Pero ¿realmente son estas razas las más agresivas o propensas a atacar? Los datos sugieren lo contrario.

Datos reales sobre ataques caninos

Según un estudio publicado en el Journal of Veterinary Behavior, las razas consideradas PPP no figuran entre las que más ataques registran. De hecho, perros de razas más pequeñas, como el Chihuahua y el Dachshund, tienen mayores tasas de comportamientos agresivos hacia humanos y otros perros. Sin embargo, debido a su tamaño y fuerza limitada, estos incidentes rara vez son reportados o considerados peligrosos.

Por otro lado, un informe de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) en Estados Unidos señala que los ataques graves de perros están más relacionados con el contexto y el manejo del animal que con su raza. Factores como la falta de socialización, el maltrato, o la ausencia de una crianza responsable son mucho más determinantes en el comportamiento agresivo de un perro.

La agresividad no está en la raza ni es genética

Expertos en etología (el estudio del comportamiento animal) han demostrado que la agresividad no es un rasgo genético ligado a una raza específica. Aunque ciertos perros pueden ser criados para tareas específicas que impliquen fuerza o protección, esto no significa que estén predispuestos a ser agresivos sin provocación.

Un estudio liderado por la Universidad de Illinois confirmó que la agresividad en los perros está altamente influenciada por el entorno y las experiencias. Perros que crecen en ambientes estables, con dueños responsables y entrenamiento positivo, tienen menos probabilidades de desarrollar comportamientos agresivos, sin importar su raza.

Héroes de cuatro patas: historias que inspiran

A lo largo de la historia, los llamados «perros peligrosos» han demostrado que son mucho más que su fuerza y apariencia. Algunos ejemplos conmovedores incluyen:

  1. Kira, la Pitbull salvadora: En 2017, Kira, una Pitbull de España, salvó a su dueño de un ataque de un intruso armado. Su lealtad y valentía fueron clave para evitar un desastre mayor.
  2. Hulk, el protector de niños: Este enorme American Bully se hizo viral por su cariño y cuidado hacia niños pequeños. A pesar de su tamaño intimidante, Hulk ha demostrado ser un perro gentil y protector.
  3. Max, el Dogo Argentino héroe: Max salvó a una niña perdida en el bosque al mantenerse a su lado durante más de 12 horas hasta que los rescatistas los encontraron. Su instinto protector fue esencial para la supervivencia de la niña.

El ambiente y la crianza son clave

La crianza de un perro, especialmente de razas con gran fuerza física, requiere experiencia, paciencia y compromiso. Estos perros no son para cualquiera, ya que necesitan socialización temprana, entrenamiento constante y un dueño que comprenda su lenguaje corporal y necesidades.

Lamentablemente, muchos de estos animales terminan en manos equivocadas: personas que los buscan como símbolos de estatus o para fines ilegales. Esta situación no solo perpetúa el estigma, sino que también contribuye a incidentes que podrían haberse prevenido con un manejo adecuado.

Conclusión: juzgar a los perros por su carácter, no por su raza

Es hora de dejar de etiquetar a ciertas razas como «peligrosas» y centrarnos en educar a los dueños sobre la importancia de la responsabilidad y la crianza positiva. Ningún perro nace agresivo; su comportamiento es un reflejo de su entorno y experiencias.

Los «mal llamados perros peligrosos» no solo son capaces de ser compañeros leales y cariñosos, sino que también pueden convertirse en verdaderos héroes si se les da la oportunidad. Con información, empatía y un compromiso hacia el bienestar animal, podemos derribar estigmas y construir una sociedad más justa para todas las razas.

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ALIANZA SALVAJE / "Educación con propósito"

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